Verano, amigos, buenos ratos...y pimientos encurtíos

De vuelta a la actividad post vacacional, y pretendiendo no ser pasto de ningún síndrome extraño que ataca a la gente por ahí, me propongo irme poniendo al día en los asuntos de la blogosfera, eso sí, sin prisas que todavía hace calor.

Hablando de cosas del verano, y tratando de amenizaros la lectura con algo de musiquilla, he caído en que he leído por ahí que los entendidos no se ponen de acuerdo sobre la que ha sido o está siendo la canción del verano, y no es que yo esté particularmente interesado en este dudoso título del "Pestiño Estival", sino que me extraña que para una vez que yo tengo claro qué canción merecería una mención especial, resulta que los elaboradores de listas no se aclaran. Bueno, pues deciros que a mí me ha gustado mucho Moving de Macaco, así que aquí os la pincho por si todavía no la habíais escuchado, que sería muy raro.





Uno de los ratos más agradables de este verano me lo ha proporcionado con su visita mi amigo y maestro Bernardo Romero, que ha tenido a bien cambiar su cocina por el porche de mi casa y dejarse invitar a una cena tapeo que, como puede advertirse por el documento gráfico adjunto, no estuvo nada mal, aunque la foto corresponde al momento en que disponíamos la mesa, por eso faltan algunas de las exquisiteces que nos endiñamos, ya que aguardaban en la cocina dentro del frigo para reservarlas del calor que aún hacía, como una crema de tomate a la albahaca de la que ya os hablaré en otro post.

Unos pimientos encurtíos nos sirvieron para tomar las primeras cervezas fresquitas, y me llevé la sorpresa de que al maestro le gustan de la misma manera que a mí. Os cuento que hay quien escalda los pimientos sumergiéndolos en agua hirviendo, algunos sólo un instante y hay quien le gusta que se reblandezcan bastante, antes de meterlos en el aliño. Yo los meto en crudo -que es como los ha hecho siempre mi suegra- sólo que cortados a tiras, para que cojan antes el aliño, porque de otra forma me resultan lamosos, y además me gusta que crujan al morderlos.

Vamos a la obra, necesitamos:

  • 1 kilo de pimientos verdes
  • 6 ó 7 dientes de ajo
  • cominos, como una cucharada de café
  • orégano, como 2 ó 3 cucharadas soperas
  • pimienta negra en grano, una cucharada de café
  • 2 hojas de laurel
  • pimentón dulce, un par de cucharadas soperas
  • sal, varias cucharadas soperas
  • vinagre, como 1/2 litro
Limpiamos, lavamos y cortamos los pimientos a tiras y los metemos en una orza. La que yo uso tiene una capacidad de unos 2 litros.

En el vaso de la batidora metemos todos los ingredientes a excepción del vinagre y la pasta resultante la echamos dentro de la orza sobre los pimientos. Echamos a continuación el vinagre y completamos el volumen con agua. Removemos y probamos el caldo por si tuviésemos que agregar sal, vinagre o cualquier otro ingrediente al que nos sepa poco. Tened en cuenta que el paladar de uno es como es, y a cada uno nos gustan los aliños más fuertes o más suaves.

Ya sólo nos queda tapar la orza con una tapa o un plato y pasarnos a remover de vez en cuando con una cuchara de madera. Al cabo de los dos o tres días deben de haber cogido el aliño, pero para saberlo con exactitud deberéis probarlos, y cuidado que no os pase lo que a mí, que de tanto probar, cuando están buenos, ya me los he comido todos.


Comentarios

  1. Buenas vacaciones te has pegao miarma y que buena compañia para cenar la de Bernardo que además de buen cocinero debe ser un excelente conversador.
    A mi también me gusta que crujan al hincarle el diente y que están subiditos de vinagre así entra mejor la rubita fresquita con ellos.
    Un saludo y bienvenido de nuevo a la caló

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  2. Me alegro de que no hayas sucumbido al síndrome..
    Y es que no podías dejar de dar el testimonio de tan grato encuentro.
    Estamos a la espera de la próxima receta de la crema de tomate a la albahaca, mientras tomo buena nota de la de los pimientos encurtíos, intentaré hacerla tal y como nos la propones, Gracias, Juanjo, un beso.

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  3. Para "Moving" el mío. Que no he parado. Que me hubiese gustado disfrutar en ese porche. Bueno, veo que el verano les ha ido bien a los maestros culinarios. Que buen color de cara. Vuelvo a casa. Vuelvo con mis amigos, entre ellos, usted. Y a por los enemigos. Que se preparen.
    Supersaludos.

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  4. Hombre, ya iba siendo hora de que apareciese usted por aquí. Le agradezco el trato que me dispensó usted y su señora esposa, y por supuesto el cariño que me muestra en cada una de sus palabras y en cada uno de sus gestos. Por lo demás, qué quiere usted que le diga, que no sepa y que los demás no se imaginen. Pues por ejemplo que ese plato que aparece en la fotografía (o similar) me lo jinqué yo solito, sin ayuda de persona humana alguna. Y a mí, como a don Rafaé (miarma), y como a usted mismo, me gustan que resulten crocantes y agradables en la boca. Un abrazo a todos.

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  5. Hola, Juanjo, me alegro de ver que sigues con ese sentido del humor que te caracteriza y esa trato tan entrañable con el nos premias. Un abrazo compañero.
    Atenea.

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