Migas

Aunque parezca que las migas puedan ser un plato que apetezca para tiempos más fríos, cuando en casa nos ponemos de antojo lo hacemos con todas las consecuencias, lamentaciones posteriores por haberte pasado de kilos incluida.

Hace una semana aproximadamente, en un bar de por aquí cerca al que fuimos un sábado a tomar unas cervezas mañaneras, estaban preparando unas migas que, por nos hacerle el feo al dueño, claro está, esperamos a que estuviesen y probamos,...bueno probar es un decir porque casi almorzamos allí. 

Todo esto sirvió para que entre comentario y comentario, y plato de migas y plato de migas compartidos en el centro de la mesa, nos pusiéramos de acuerdo para "perpetrar" la maldad para este fin de semana. Así que ayer sábado por la tarde nos pusimos manos a la obra, porque la preparación, aunque fácil, es laboriosa. 
Habrá que tener por ahí lo que sigue:
  • 1 kilo de pan de masa dura que habremos comprado unos días antes para que esté asentado.
  • una cabeza de ajos.
  • un vaso, de los de agua, de aceite de oliva virgen extra.
  • un bol donde habremos puesto 1 litro de agua con un generoso pellizco de sal gorda.
La tarde antes, cortamos el pan asentado en rodajas finas y lo vamos disponiendo en un cacharro con capacidad suficiente y lo vamos rociando para que quede humedecido, pero sin que se empape demasiado, con el agua salada. Una vez que hayamos terminado tapamos el cacharro con un paño y lo reservamos para el día siguiente. Con que repose una noche es suficiente.

A la mañana siguiente, como la cosa va para largo, os aconsejo que echéis paciencia, os proveáis de  un aperitivo cardiotónico y os pongáis algo de musiquilla. Para esta ocasión vamos a poner el disco, porque nos dará tiempo a oírlo entero, "The boy with no name" de la banda escocesa Travis, del que os pongo el tercer corte, "Closer".


Disponemos un perol donde echaremos el aceite de oliva y lo ponemos a calentar. En él pondremos a dorar los ajos pelados y cortados, aunque los más puristas abogan por echar los ajos machacados con un golpe con su cáscara y todo, pero en casa hay a quien no le agrada encontrar luego la piel de los ajos en las migas. Cuando los ajos se empiezan a dorar echamos las rebanadas de pan que tendremos que ir deshaciendo con una paleta de madera e iremos removiendo hasta que las migas queden sueltas y doradas como las de la foto.

Las migas, hay a quienes les gusta comérselas en el desayuno con el café, o para el almuerzo haciéndolas acompañar de sardinas, chorizo, panceta, huevos,..., incluso hay quienes hacen la mezcla en la propia masa de las migas. En casa nos gusta sin mezclarlas, como en este caso que las hemos acompañado de una "prueba extremeña", que teníamos por ahí, pasada por la sartén y un par de huevos fritos de nuestras gallinas.


Comentarios

  1. Pare, ¿me puedo quedar con los huevos y la prueba de matanza?
    Ok, y ya si le ponemos unos pimientos fritos ¿qué me dices con una cervecita en la feria?
    Un abrazo

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  2. Es verdad, Rafael, se me olvidaron los pimientos fritos, cagonlamá,...pero to tiene arreglo, porque una vez que uno se pringa lo hace para que le cunda, así que algunas me quedan congeladas para otra ocasión en la que no se me van a olvidar.

    Feliz feria, amigo, que la disfrutes.

    Un abrazo.

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  3. Menudo lujo de plato Juanjo. Sí que tienen buena pinta estas migas tuyas...a mí también me gustan mucho más como tú las haces, o sea, las migas a secas, y a parte, su huevito y el chorizo o "picadillo" de carne, como lo llamamos en Asturias... Y la música que nos pones me encanta!!!!!!!
    Besos!

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  4. Lo maravilloso de la simplicidad, Susina. Es cierto, las migas "a secas" son más versátiles y no te hipotecan el complemento, jeje.

    Te deseo, como a Rafael, que disfrutes de la feria.

    Besos.

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  5. De vez en cuando, María, hay que pegarse un homenaje y desobedecer al matasanos,...pero con moderación, claro.

    Igualmente, María.

    Besos.

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